Aunque Lex no caería en pánico al enfrentarse a problemas, eso no significaba que no sintiera la presión de la situación —dijo—. Siendo completamente honesto, no era la idea de ser enviado a una guerra interminable mientras permaneciera en la Posada lo que le molestaba. Sus trabajadores no eran débiles para empezar, y una vez que comenzaran a entrenar adecuadamente en la pagoda, él esperaba que se volvieran aún más poderosos.
Sin mencionar que Velma le había dado un archivo con información que había recopilado sobre los Fuegan también, por lo que conocía al menos algunos detalles de lo que esperar en los campos de batalla. Si daba un paso más y participaba personalmente en la guerra, podría asegurar aún más la supervivencia de aquellos a quienes se vio obligado a enviar a luchar.