Aunque era incómodo tener que pasar por una lluvia de insectos asesinos, Lex no iba solo por Gisele. Necesitaba una cura para el veneno si iba a tratar a sus invitados, y el imperio Jotun era el más probable que tuviera una. O al menos sabría de una. Esto no era en absoluto una excusa para él para lucirse frente a una chica bonita.
—No dejas de mencionar que quieres retirarte. Si deseas volver, puedes irte. Puedo manejarlo por mi cuenta —dijo Gisele. Ella había estado usando el viaje para recuperarse y había recuperado gran parte de su energía espiritual. Esto era un concepto completamente ajeno para Lex, ya que siempre tenía reservas tan grandes de energía espiritual que casi nunca se acercaba al agotamiento. Si alguna vez lo hacía, era principalmente debido a lo extremadamente ridícula que era su situación.