Reino Primario, Cementerio de Gaia
Fuera de una cabaña hecha del más sublime madero, un anciano regaba el suelo con una regadera común. La regadera era completamente y totalmente normal, y no estaba hecha de los huesos del Rey Juggernaut, cuyo cuerpo se identificaba como el material más duro existente en el universo.
El agua, también era agua de pozo ordinaria, y no el rocío condensado en la superficie de la Tablilla de la Vida, un objeto divino que algunos creían era la fuente de toda vida en el universo.
Era costumbre de este anciano pasar su tiempo haciendo tales cosas mundanas, ya que le llenaban de un sentido de simplicidad. No había ningún motivo ulterior en sus acciones en absoluto.
Pero, hoy, algo extraordinario ocurrió en este lugar por lo demás completamente ordinario y nada fantástico. Un pergamino cerrado comenzó a materializarse en su mano, al principio solo como una imagen vaga, como si no fuera más que un espejismo. Pero lentamente, comenzó a solidificarse.