—Fui contratado para un caso especial —dijo el hombre taciturno, la punta de su dedo índice recorriendo el borde de su vaso. A su alrededor, el bar que usualmente era ruidoso estaba completamente silencioso mientras los invitados escuchaban su historia con gran interés.
—El hecho de que me contrataran ya decía bastante sobre la seriedad del caso para empezar. Después de todo, los mejores de los mejores solían venir a mí para pedir pasantías. No había detective mejor que yo, porque estaba más allá de lo que se podía medir. Con un índice de resolución de casos del 100%, mis precios eran astronómicos. El hecho de que estuvieran dispuestos a pagar mis honorarios hablaba de su desesperación.
El hombre, luciendo un bigote delgado sobre su labio y vistiendo un abrigo trench de color marrón, miró hacia abajo mientras sacudía la cabeza y suspiraba. Su sombrero yacía solitario en la parte superior de la barra de madera, luciendo derrotado y gastado.
