En verdad, Lex no estaba tan preocupado. El sistema siempre había sido confiable para bloquear ataques pasivos, así que ni la vista ni el sonido del bebé causarían ninguna locura. Aunque Lex no podía hacerse responsable de la pérdida de apetito de nadie.
El "bebé" que estaba profundamente dormido medía un poco más de 25 pies (7.6 metros) de altura. Su forma humanoide no hacía nada para hacerlo más agradable a la vista, pues los tentáculos escamosos que salían de su cara requerían más que un poco de esfuerzo para ignorar. Las alas que se desplegaban detrás de su espalda podrían haberle dado un semblante de ternura si no hubieran terminado en puntas duras y afiladas suficientes para atravesar metal.