Lex tragó saliva al mirar el libro con intensa codicia. No era el tipo de codicia que simplemente se podía ignorar, y Lex solo la había sentido una vez antes cuando se encontró con el Brazalete de Narn—un brazalete que contenía una galaxia entera, con todos sus recursos disponibles para cualquiera que lo llevara puesto.
En aquel entonces, aceptar el brazalete habría puesto a Lex en gran riesgo, lo que le hizo dudar en aceptarlo. Pero ahora, no había riesgos.
Pero el sentimiento no duró mucho, pues el sistema, sin que nadie se lo pidiera, le proporcionó una explicación clara de cómo funcionaba la última ancla. Básicamente, cualquiera que tuviera una ancla del alma en este libro podría encontrar la manera de seguir viviendo, ¡incluso si alguien asesinaba su cuerpo!