—Dillion se relajó al escuchar la respuesta del posadero. No era algo inaudito que los señores del Dao fueran despreocupados con respecto a la etiqueta, pero si lo eran o no, era su prerrogativa. Independientemente de su estatus o fuerza, a menos que tocara el Dao, tenía que prosternarse ante ellos.
Ahora que él le había dicho que se relajara, sin embargo, ella no debía enfatizar en continuar su demostración. Otra regla muy importante sobre tratar con señores del Dao era no darles una razón para repetir sus palabras.
Se reprochó a sí misma en silencio por haber dudado alguna vez de la veracidad de los rumores respecto al posadero. Si no hubiera sido lo suficientemente arrogante como para solicitar una audiencia con el posadero para investigar más sobre la posada, no habría terminado en esta situación.