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—Bertram, José y el borracho miraron a Fenrir con curiosidad. Aunque solo había pasado muy poco tiempo desde que llegaron —continuó—. Bertram y José al menos habían recibido un informe completo de todo lo que había sucedido durante este período y habían prestado especial atención a todo lo relacionado con la taberna.
—No se había mencionado en absoluto la presencia de un perro mascota y, en un edificio tan apretado como este, era imposible esconder un animal así. Después de todo, incluso si el animal estaba escondido, cualquier sonido que hiciera aún sería escuchado por los distintos huéspedes.
—El borracho, en cambio, miró a Fenrir como un hombre abrasado en el desierto, encontrando un vaso de agua ante él.