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Aunque estaba oscuro, con la mejorada visión de Lex, le era fácil ver claramente sus acciones. Eran guerreros entrenados, de eso no había duda, y también tenían un excelente trabajo en equipo.
Ellos eran mucho más fuertes que los monstruos que los asaltaban, pero también había fuerza en los números. Además, los monstruos nacidos de la oscuridad no seguían un patrón fijo, y por lo tanto era difícil idear una estrategia fija para enfrentarlos. Algunos atacaban desde lejos, y otros se deslizaban directamente hacia ellos.
Lex observaba en silencio mientras lentamente se dirigían hacia la taberna. Algunas veces, notó que algunos monstruos lograban acercarse sigilosamente a ellos y conseguían asestar algunos golpes. Quedaban mayormente ilesos, pero eso era únicamente gracias a su armadura, que parecía tener algún tipo de encantamientos.
