Los seis seres humanoides recorrieron la Posada por separado, pues aunque tenían el mismo objetivo y representaban a la misma organización, las diferencias inherentes a sus razas les impedían trabajar verdaderamente juntos. El Diablo tuvo la tarea más fácil, ya que simplemente se dirigió al puesto que los diablos habían establecido en la Posada en sus intentos de hacer tratos con diversos seres de diversos mundos.
Los diablos eran una de las razas más ricas en el reino de Origen, y aunque su inusual control sobre los demonios era una fuente principal de riqueza, su mentalidad empresarial constante también jugaba un papel importante.