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El avance de Lex tomó alrededor de 20 minutos. En el momento en que se completó, Lex se vio momentáneamente abrumado por la inmensa ráfaga de información que comenzó a recibir, pero se adaptó rápidamente. Sus sentidos se habían vuelto infinitamente más sensibles, al punto de que en su piel, incluso podía sentir la sutil vibración de la sangre fluyendo a través de sus venas. Podía escuchar su propia respiración como una ráfaga y ver todo con tal detalle que no podía comprenderlo.
Pero la sobrecarga sensorial duró solo un instante, pues su cerebro se adaptó rápidamente, y como si lo hubiera hecho toda su vida, comenzó a filtrar inconscientemente la información que no necesitaba.