Por un momento, la multitud quedó en silencio mientras todos susurraban entre ellos. Esperaron un rato, pero cuando nada más sucedió, las Bestias finalmente se relajaron. Poco a poco, las Bestias se agruparon en pequeños racimos, reuniéndose con aquellos que conocían y con los que tenían buena relación. Susurraban entre ellos, discutiendo lo que pensaban que estaba sucediendo. Algunos de ellos se sintieron gravemente intimidados por la represión de las 6 Bestias, ya que ellos mismos eran más débiles que estos. Otros se regodeaban de manera arrogante de su estupidez.