Si no hubiera estado familiarizado con Kark, el pequeño hombre de mediana edad que acababa de rescatarlo, Nial no habría podido sentirse aliviado.
Sin embargo, como lo conocía, Nial pudo tomar un respiro de alivio.
Y, después de escuchar su oferta, rápidamente asintió con la cabeza, apenas conteniendo un suspiro de alivio.
—¡Sí…por favor!
Podía sentir claramente que el Miasma negro casi había sido liberado de su cuerpo, pero dado que fue interrumpido, fue retraído a su espalda.
Como tal, moriría, en el momento en que rechazara la mano de ayuda.
Después de todo, no estaba loco, ni mucho menos tenía ganas de morir a manos de los Originales que querían quitarle todo, incluida su vida.
—Está bien, solo relájate, ¡esto terminará pronto! —dijo de manera calmada antes de que un maza se materializara en las manos de Kark.
