—El Maestro dijo que eres su hermana. ¡Ven con nosotros y conoce a tu padre! —Kaeldur se acercó a Sabrina de manera algo calmada mientras miraba a la mujer que no parecía en lo más mínimo relacionada con Nial.
Ellos eran totalmente diferentes, ya fuera en su comportamiento, sus poderes o su actitud. Pero eso era de esperarse ya que Sabrina y Nial no estaban relacionados por sangre.
Kaeldur sabía que Sabrina aún no había descubierto este pequeño dato. Ignoraba la verdad, aunque eso no le importaba a Kaeldur, cuya mente estaba ocupada con otras cosas. Le preocupaba más Nial que Sabrina, especialmente porque Nial era la única razón por la cual a Kaeldur le importaba la existencia de Sabrina en primer lugar.