Nial tampoco estaba seguro de por qué los superiores de la Raza Draco pensaron que sería una buena idea renunciar al huevo del Dragón del Bosque Mayor, pero tenía que haber una razón fuerte, aparte de no querer renunciar a un ejército de cien mil Dracos y un montón de bestias domesticadas.
Sin embargo, en lugar de reflexionar sobre ello, eligió echar un vistazo al huevo. Mientras observaba el huevo, pudo ver tanto a la Princesa Real de la raza Élfica como al Líder de los Dracos que estaba a punto de entregar a Evalyne el huevo del Gran Dragón del Bosque.
—Vendré contigo —dijo rápidamente Nial cuando Miguel Ignis estaba a punto de partir. Miguel asintió con la cabeza antes de comenzar a correr hacia las afueras del Bosque de la Vida, donde el Líder de los Dracos esperaba tranquilamente con un huevo de más de la mitad del tamaño de su mano.
El huevo era enorme, pero Nial estaba más interesado en la forma de vida que visualizó dentro del huevo.
