—¿Eso es todo lo que puedes hacer con tu mísera fuerza? —preguntó Nial burlonamente cuando se fusionó con la oscuridad dentro del suelo.
Se retiró a la frontera del espacio aislado mientras mantenía un ojo en el Heligav de rango Keltia.
Ryu, Kaeldur y Tyrant también se habían retirado, aunque de mala gana.
Querían terminar la batalla lo más rápido posible, especialmente después de que los ojos del Heligav se volvieron rojos y se liberó vapor de su cuerpo en expansión.
Las marcas negras de Kaeldur estaban desapareciendo lentamente del cuerpo del Heligav, pero eso era algo que Nial había esperado.
—Por favor, muéstrame el verdadero poder de alguien en el rango de Keltia. ¡Ya me estoy aburriendo! —Nial provocó aún más a su oponente.
Se le erizaron los cabellos y su corazón comenzó a latir aceleradamente. Quería terminar con el Heligav lo más rápido posible, pero su deseo de luchar contra su enemigo cuando éste estaba en su máximo poder sobrepasó su racionalidad.