—¿Cómo está Ren? —Esa fue la primera pregunta que Isolde hizo después de que las clases comenzaran de nuevo, lo cual fue aproximadamente un mes después de que ocurriera el terremoto.
Leonel suspiró. —Está bien. No está muerto. Todavía vive.
La preocupación en sus ojos se intensificó. —Tan mal... ¿eh?
—Yo también lo estaría si perdiera a mis padres así sin previo aviso —respondió Leonel.
Isolde se quedó callada un momento antes de decir:
—Quizás unas vacaciones es todo lo que necesitaba. Para olvidarse de todo. Tenemos una casa de descanso privada en Isla Blanca. Quizás todos podríamos ir allí estas vacaciones de invierno.
—¿Quieres nadar este invierno?
Isolde se encogió de hombros. —Se siente tan caliente como el verano ahora mismo. ¿Importa, incluso si se supone que es invierno? Ni siquiera hay un solo copo de nieve.