—¿En serio? —Los ojos de Silvia se abrieron de par en par y su rostro se iluminó.
—¿Eso significa que aún me ayudarás a despejar la cueva? —preguntó Silvia, con voz suave y un poco suplicante. Su tono siempre era orgulloso, pero desde lo que pasó con los Conejos Cornudos, su voz tomaba un tono más suave al hablar con Ren sin que ella lo notara.
—Si quieres, pagaré por tus servicios, con equipo o sin él.
Ren negó con la cabeza. —Ya establecimos nuestro trato. Y además, fui yo quien insistió en tener un tanque en el grupo. Mientras él sea bueno, y yo consiga un equipo adecuado para mí, entonces no me importa tener menos botín.
Silvia cerró los ojos brevemente y soltó un suspiro.
—Gracias. Espero que aún me escuches incluso si no soy la líder —bromeó.
Ren simplemente ignoró su alivio y dijo con voz monótona —Tú eres mi cliente. Tú eres quien me contrató. Solo te escucharé a ti no importa quién sea el líder.