—Ren ya era inmune a sus encantos, así que preguntó en un tono indiferente:
—¿Por qué llevas puesta una máscara?
—Elena respondió elegante con una leve indiferencia.
—Era para asegurarme de que nadie pudiera reconocerme.
Pero ella atrajo mucha atención. Ren quería decir pero consideró no responder y permitir que la situación siguiera su curso.
A medida que la noche avanzaba, la habitación se llenaba de charlas animadas, el tintineo de las copas y el suave sonido de la música tocada por una talentosa orquesta. Los invitados bailaban y reían, disfrutando de la compañía de sus compañeros nobles y de la cálida hospitalidad de su amable anfitrión.