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—¡Ren!
Ren no dejaba de embestir dentro de Evie. Incluso ella se retorcía en placer y gritaba de éxtasis mientras su vagina convulsionaba y vibraba.
Ren reprimió un juramento cuando su propia tensión aumentó en el fondo de su estómago, provocada por la nueva sensación de su coño tembloroso escurriendo su comezón. Sabía que ya no podía retener su propio orgasmo. Embistió algunas veces más antes de enterrar su polla hasta el fondo. Echó la cabeza hacia atrás. Cerró los ojos fuertemente mientras un rugido gutural e intenso retumbaba en su garganta.
Su pene se estremecía dentro de ella mientras su semen brotaba en su propio ritmo. Y esta vez, era diferente. No era como antes, su anterior eyaculación por necesidad. Era como si estuviera pasando su energía a ella. Como si se estuviera entregando a ella. Cuerpo y alma.