—¿Estás seguro de que este es el camino correcto? —preguntó Roz, su aliento empañando su visión. Ya habían estado caminando durante una hora, y no había señal del lago congelado del que Leonel había hablado. Solo había árboles muertos, nieve y más nieve.
Se encontraron con algunos monstruos y bestias de hielo en el camino pero decidieron no enfrentarlos para mantener sus HP y PM al máximo hasta que se enfrentaran al Jefe.
—Sí. Debería estar aquí, antes de las montañas —respondió Leonel.
—¿Sabes con qué Jefe nos vamos a enfrentar? —preguntó Isolde.
—No —Leonel dio una sonrisa juvenil—. Va a ser una sorpresa.
—O seremos nosotros los sorprendidos si resulta ser más fuerte que nosotros —murmuró Roz en voz baja.
—Por cierto —Leonel se detuvo y miró la escopeta sobre el hombro de Isolde—, ¿dónde la conseguiste?
Isolde flexionó su arma y sonrió.
—Oh, ¿te refieres a Isolde Escopeta 1.0?
Leonel levantó una ceja.
—¿Ese es su nombre?