Al principio de la mañana, Sumeri se sobresaltó con la llamada a su puerta mientras lo que quedaba de su sirvienta le informaba que tenía una visita.
Sumeri gimió y miró la hora en la mesa de noche [6:00 AM].
¿Exactamente a las seis y alguien ya la estaba esperando abajo?
—¿Quién es? —gruñó Sumeri lo suficientemente fuerte como para que la sirvienta la oyera.
—Es el Sr. Scar, mi señora.
—... —Sumeri aún estaba medio dormida. Las noches en vela le pasaban factura. Pero al escuchar el nombre de Scar, se levantó de un salto de la cama y se limpió la saliva de los labios.
—Dile que estaré allí en diez... no, ¡en cinco minutos! —exclamó.
Sumeri inmediatamente arrojó las mantas y se levantó de la cama con nada puesto excepto su traje de cumpleaños. Se lavó la cara y se enjuagó la boca rápidamente antes de elegir una camiseta de tirantes espagueti y unos pantalones cortos.
