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Solo un par de segundos después, Roy sintió algo moviéndose hacia él. No eran sus sentidos jugándole una mala pasada. Eso se confirmó cuando la vista de un grupo de coyotes verdes apareció en el borde de su visión.
—Ahh, ese buitre estaba graznando para dirigirlos hacia mí —Roy lo maldijo como un bastardo astuto antes de guardarlo en su subespacio. Como era una bestia caótica, su carne no podía ser consumida, pero el resto de su cuerpo debería reportarle cien de oro.
Los monstruos estaban un poco lejos. A la velocidad que se movían, les tomaría medio minuto rodear a Roy. Pero el pelo en la nuca de Roy estaba erizado como si el peligro estuviera más cerca de lo que él pensaba. Roy no tomó esta señal como falsa. Inmediatamente se giró y notó a dos Coyotes saltando fuera del estanque, dirigiéndose rápidamente hacia él.
Estos bastardos se habían acercado sigilosamente mientras él luchaba contra el buitre, todo para poder atacarlo por sorpresa.