—¡Vaya, este conocimiento es increíble! —exclamó Roy con asombro—. Nunca imaginé que la alquimia podría ser tan simplificada si se cumplen ciertas condiciones.
El profundo y extenso conocimiento que había inundado la mente de Roy le reveló los más grandes secretos de la alquimia.
¡Había aprendido el arte de crear poderosas píldoras sin necesidad de un caldero, una hazaña que se consideraba imposible en el mundo de la alquimia!
Un elemento crucial que Roy necesitaba para realizar la Alquimia Divina era el Fuego Mágico. Eso no era un problema ya que podía crear y manipular fácilmente nueve tipos diferentes de fuego mágico sin sudar, gracias a su excepcional habilidad de controlar el fuego. Sin embargo, la Alquimia Divina no era solo crear eso; también exigía la cultivación de energía mental y la habilidad para dominarla. Solo aquellos con un mar de conciencia abierto podrían lograr tales proezas.