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En el último segundo, Augusto se apartó hacia un lado, esquivando la estocada frontal de la afilada y puntiaguda extremidad del demonio.
Y luego, sin perder el ritmo, cubrió su mano con su fuerza especial de Distorsión de la Realidad y golpeó con todo su poder al poderoso ser en su espalda.
¡Bam!
El impacto fue ensordecedor, enviando ondas de choque a través del aire.
¡Guhhhakkk!
El demonio soltó un chillido atronador, su forma temblaba bajo la fuerza del golpe.
Entonces, en un instante, se disipó en la nada, dejando atrás apenas un leve olor a azufre y ozono, recordatorio de su existencia.
Los ojos de Marty se abrieron de par en par en shock mientras veía desaparecer a su cuarto general demonio más fuerte.
Por un momento, se quedó congelado en la incredulidad, su mente luchando por comprender lo que acababa de suceder.
Y luego, lentamente pero con seguridad, una maliciosa sonrisa se extendió a través de su rostro.