Roy podía sentir su corazón latiendo en su pecho mientras el carruaje recorría a gran velocidad el traicionero terreno hacia el Condado Constantino. Sabía que se acercaban a su destino, la capital imperial, pero podía percibir que el peligro acechaba en cada esquina. Era una sensación única para él ya que poseía el sexto sentido.
No sabía cuál era el peligro, pero sabía que estaba allí, en algún lugar del Condado Constantino, esperando causar estragos, y quizás tendría que enfrentarlo.
Afortunadamente, estaba listo para lo que viniera. Su confianza estaba en su punto más alto, ya que se había enfrentado a un ejército de crueles ratas humanoides y había salido victorioso.
Había esa extraña sensación en su corazón que le decía que podía manejar cualquier cosa que se cruzara en su camino.