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Mientras charlaba con Julián, Roy continuaba vertiendo su energía en las frutas, provocando que crecieran más grandes y brillantes.
—¿Qué son estas? ¿Una especie de frutas mágicas? —preguntó Julián.
—Sí, se llaman Fruta de las Siete Estrellas y Tres Bendiciones —respondió Roy—. ¡Son capaces de evolucionar armas de clase!
Eso sonaba tan valioso que los ojos de Julián casi se le salen.
—¡Oh Mi Sol! ¿Cómo has logrado acumular tres de tales tesoros? —exclamó Julián.
Arlo y Damien no parecían completamente sorprendidos, pero sus expresiones todavía revelaban un atisbo de shock.
—Solo suerte, supongo —respondió Roy con humildad.
Damien se rió entre dientes:
—¡Tener tantas frutas mágicas invaluables del mismo tipo en tu posesión, debes ser la persona más afortunada que vive!
Un rato después, sonó una notificación en los oídos de Roy.
『¡Ding! Has cultivado exitosamente la Fruta de las Siete Estrellas y Tres Bendiciones』