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Sabiendo los riesgos involucrados, Roy decidió emprender la búsqueda solo, sin involucrar a Dalila.
Aunque no quería dejarla en la Gruta del Duende, sabía que ella no estaba en condición de luchar.
Estaba cubierta de polvo y parecía exhausta, con su mundo interno y núcleo de energía casi desprovistos de aura. Además, su resistencia estaba casi agotada y su energía era significativamente baja. Si continuaba utilizando su habilidad de pastoreo de almas, su alma podría desestabilizarse y caer en coma.
Roy no quería que eso le pasara. Lo había soportado una vez y sabía lo mal que se sentía. La sensación impotente de ver la muerte acercarse pero ser incapaz de hacer nada era peor que cualquier cosa.
—¡Has invocado a tu Primer Sombra!
Para asegurar la seguridad de Dalila, Roy invocó a Sin Sombra y le encomendó la tarea de guardarla con su vida.
Con su mano en el pecho, Sin Sombra prometió protegerla con su vida como un verdadero caballero, ganándose un asentimiento de Roy.