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Roy y sus compañeros aumentaron su velocidad.
Había muchas bestias en la selva, pero solo sentían una ráfaga de viento mientras pasaban a su lado.
Dalila podía decir que Roy ya tenía un destino en mente, y se dirigía hacia allí con una mirada decidida como si fuera a conseguir algo.
—¿Dónde está? ¿A dónde quiere ir? ¿Y qué quiere hacer una vez que llegue allí? —se preguntó y se aferró con fuerza al perro demonio para no caer de su lomo.
Unos mechones de su pelo se soltaron y revolotearon al viento como su reloj.
Alzando el cuello como un cisne, obtuvo una vista clara de sus alrededores.
En lugar de acercarse a la Barrera Sagrada, se alejaban de ella.
Su mirada desconcertada se volvió hacia la espalda del hombre que tenía delante.
Él era como una imagen borrosa para ella, ya que se movía tan rápido que sus ojos no podían seguirle el ritmo.
¿Qué estaba tramando?
