En los ojos del espectador, Damien parecía un rayo de sol al cerrar la distancia entre él y los magos carmesíes. Se movía tan rápido que ni siquiera sus ojos podían seguirle el ritmo.
Dejaba tras de sí innumerables rastros mientras se lanzaba hacia los magos carmesís.
Mientras presenciaban su figura borrosa acercándose cada vez más a ellos, su expresión retorcida se contorsionaba aún más. Apenas podían seguir su movimiento. Vacilaron al principio, pero tras un momento tomaron la misma decisión como si compartieran una misma mente.
Sus ojos mostraban su intención. No iban a dejar que él les arrebatara sus cabezas sin una lucha adecuada.
Usaron todo tipo de métodos sucios para derribarlo, pero sus hechizos prohibidos y armas ocultas solo encontraron sus imágenes residuales, reventando las ilusiones como una burbuja. Ninguno de sus ataques logró siquiera rozarlo, mucho menos atravesarlo.