—Sé por qué estás aquí —Arlo se dijo sentado frente a Damien—. Abuelo me dijo que quieres que entrene y lleve a Roy a ese lugar.
Damien cruzó miradas con él, hablándole como si le hablara a un amigo.
No estaba siendo grosero con Arlo, su padre. Es solo que así es como usualmente interactuaban. Arlo lo crió de esta manera. Desde el principio, lo trató como a un amigo en lugar de como a su hijo y le pidió que hiciera lo mismo. Por eso son la pareja más única de padre e hijo en el imperio. Y quizás por eso Damien creció para convertirse en una existencia tan valiente y temible. No fue reprimido por su padre y recibió todo el apoyo que necesitaba desde el día en que nació.
—Sí, sí, lo deseo —Arlo le dijo con entusiasmo.
—¿Y si me niego a enseñarle esa técnica? —Damien lo puso a prueba.
—Él es un Baldwin de sangre pura. Es su derecho a aprender la técnica legendaria de los celestiales —Arlo le sonrió misteriosamente.