Aunque solo los caballeros avanzaban hacia él, Roy mantenía sus ojos en los tres, ya que temía que la serpiente cornuda lo atacara por sorpresa y por eso estaba siendo extremadamente cauteloso.
Hizo lo que él sospechaba.
Abrió su boca, revelando sus dientes serrados una vez más, y escupió un gigantesco chorro de agua de 15 metros de altura y igual de ancho en su dirección mientras los Caballeros de Arcilla con rostro de león se acercaban.