—Retrocedan —mientras tanto, Roy ordenó a todos que aumentaran la distancia entre ellos y el declinante río de fuego.
Según la orden de Roy, todos se dieron la vuelta y echaron a correr cuando el río de fuego en el cielo se precipitó al suelo como una cascada después de aniquilar casi a una tribu de monstruos.
Se extendió hacia afuera como un tsunami desde el punto de impacto.
Todo lo lo suficientemente desafortunado para cruzar su camino se derritió.
Fueran rocas, árboles o nieve. Devorados por él, todos tuvieron el mismo final.
Se acercó al lugar donde Roy y compañía estaban parados unos momentos antes.
Sus huellas aún estaban en la nieve. Pero fueron erradicadas.
Alrededor de 400 metros cuadrados del área quedaron sumergidos en un fuego ardientemente furioso.
El río de fuego dejó de avanzar.
Se podían oír aullidos y alaridos saliendo de él mientras remolinos de fuego giraban a su alrededor como una zorra juguetona.