—¡Te recordaré! —Después de rodearlos con ira, saltó sobre un árbol, clavando sus terroríficas garras en él para no caerse y poder trepar hacia arriba.
Con dos saltos, estaba en la cima del árbol.
—Flap, flap —Extendiendo sus alas y aleteándolas, voló hacia el cielo. Su envergadura era 15 veces la de un albatros. Sin duda, sus alas eran lo suficientemente grandes como para soportar su peso.
—¿A dónde crees que vas? —Roy lo observó con mirada asesina. Golpeó el suelo con su pie. El impacto resultante hizo rebotar una espada delgada hacia arriba. La espada que había dejado caer fue recogida nuevamente.
—¿Planeas cazarlo? —preguntó Delilah.
—Mm-hmm.