—Es juguetona, como una zorra, y siempre se está lanzando a mi amo, pero como a él también le gusta, todo está bien. Además, hacen buena pareja. No debería entrometerme entre ellos. ¿Quizá terminarán juntos? —Amelia no era ignorante en asuntos del amor y podía decir que se sentían atraídos el uno por el otro de un modo u otro.
Los emparejó en su mente y se sonrojó.
Luego... sacudió la cabeza, deshaciéndose de la imagen en la que Roy y Dalila no solo estaban casados sino que también sostenían bebés.
Mientras tanto, Arlo miraba boquiabierto a su sobrino.
—Puedo sentir un poder aterrador corriendo por tus venas. Y esa marca en tu frente... es algo único de aquellos que han eliminado su segundo limitador. ¡Apenas eres un despierto, pero ya has logrado eliminarlo! —Arlo no pensaba que Roy realmente lograría hacer lo que dijo, y mucho menos en menos de un día.
Por eso estaba sacudido hasta el núcleo y no dejaba de llamar a Roy un monstruo desafiante del destino sin igual.