```
—¡Zumbido! Un viento helado se coló en el carruaje a través de la puerta abierta y mordisqueó las caras de las personas sentadas adentro.
—Maldición, hace frío. Como un sacerdote expulsando a un demonio del cuerpo de un hombre poseído, el viento frío los obligó a aferrarse más fuerte a sus gruesas chaquetas.
Debido a que había demasiada corriente y los gemelos estaban visiblemente incómodos, Amelia cerró la puerta del carruaje —ahora estará bien.
El único camino por el que se podía entrar al carruaje estaba bloqueado.
El aire gélido a su alrededor se calentó un poco.
Los gemelos dejaron de temblar.
—Hace tanto frío afuera. No saldría ni aunque estuviera muy abrigado —dijo uno de ellos—. ¿Cómo es que el Tío Arlo de repente tuvo la idea genial pero estúpida de entrenar a Roy en un lugar tan frío? ¿Tiene algún problema con él?