Las semanas habían pasado desde la última Purga de los Sin Voz, y Kieran estaba abrumado por una indolencia aplastante. Algo de lo que la Llama había usado como combustible le robó el deseo de realizar cosas.
Sin embargo, esa no era una situación ideal ni para Kieran ni para la Llama.
Kieran necesitaba buscar la respuesta a esta Prueba y desentrañar el misterio de la Crónica y la Llama... esta quería muchas cosas y una cosa al mismo tiempo.
Aún así, él se demoraba en un malestar donde pasaba la mayoría de sus días mirando al techo en un pensamiento transitorio o odiando la Puerta de la Igualdad por su ineptitud. Sin embargo, en el fondo, sabía que el símbolo místico no podía ser culpado. No merecía su hostilidad.