Celestina observó a Silas y James entrar en sus carruajes desde la ventana de la sala de estar. Maris caminaba detrás de Celestina.
—¿Qué piensas, Maris? —preguntó Celestina.
—Definitivamente están tramando algo —respondió Maris con un tono frío. Se había quitado las gafas.
—Parecía que sabía mucho sobre la Ciudad Azur y sus defensas, aunque nunca ha estado aquí —dijo Maris.
Celestina asintió con la cabeza en señal de acuerdo con lo dicho por Maris.
Otra cosa que a Celestina no le gustaba de Silas era su mirada. Aunque trató de ignorarlo, desde el inicio, Silas la estaba mirando descaradamente el cuerpo. Ni siquiera intentaba ocultar sus deseos.
—Maris... —llamó Celestina suavemente a Maris.
—¿Debería vigilarlos? —preguntó Maris.