Desde el borde del desierto, Riya, Lilith y Sasha dejaron de pelear de repente al notar el enorme meteorito carmesí que descendía hacia el desierto a una velocidad alarmante.
—¿Qué demonios es eso? —Lilith estaba sorprendida de ver algo así.
—¡Es Aditya...! —Aunque, desde esta distancia, la diosa de la naturaleza no podía ver a su hombre viendo la llama carmesí, estaba segura de que era Aditya.
—¿Pero qué podría haberlo obligado a usar algo tan poderoso? —Sasha preguntó mientras cortaba la cabeza de un cultivador novato de tercer orden. Su viaje hacia la Ciudad de Lionrock no había sido pacífico, ya que habían encontrado muchos enemigos que también buscaban el pasto dragón.
Pero las dos diosas y la santa no encontraron dificultad alguna para derribar a los enemigos y despejar su camino hacia la Ciudad de Lionrock.