—Su Majestad, el trono aguarda su llegada —Aditya asintió levemente y empujó aparte las dos gigantes puertas doradas para caminar hacia la sala del trono. Cuando las puertas se abrieron, Aditya pudo sentir que todo en la sala del trono brillaba. Por un momento quedó atónito ante lo magnífico y glorioso que lucía la sala del trono.
Humildes braseros colgando de cada una de las dieciséis columnas de esteatita iluminan cada parte de la sala del trono y cubren la sala con naranjas cálidos y sombras danzantes. La relativamente sencilla cantería en el techo abovedado baila bajo la luz titilante mientras estatuas e íconos de mármol miran hacia abajo al suelo de porcelana de esta maravillosa sala.