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Aditya permaneció en silencio y vigilante mientras la guerra de ofertas por la Hierba de la Luna Azul se desataba a su alrededor. No quería participar en las primeras etapas de la oferta, evitando cualquier apariencia de desesperación. Aditya era plenamente consciente de que si mostraba demasiado entusiasmo, alguien podría aprovecharse de su desesperación para subir el precio de la hierba. Era confiado y paciente, sabiendo muy bien que el precio probablemente superaría los 200 millones o incluso alcanzaría la marca de los 400 millones. El precio no era una preocupación para él; lo que importaba era la estrategia.
La sala continuaba zumbando de emoción:
—190 millones —llamó una voz desde el segundo piso, con un tono de determinación.
—200 —añadió otra voz, el número redondo y significativo.