—¡Destruída! —La cúpula defensiva que mantenía la tranquilidad de cientos de miles de personas se hizo añicos ante sus ojos, y toda la gente dentro de la ciudad de Sion entró en pánico. La multitud se descontroló. Para empeorar las cosas, hasta la matriz de teletransportación también dejó de funcionar.
La gente comenzó a correr de un lado a otro. Algunas personas decidieron esconderse en sus casas. Algunas se acercaron a la segunda muralla con la esperanza de que los soldados los protegieran. Desafortunadamente para ellos, los soldados ya se habían rendido ante Aditya.
Mientras tanto, la situación en la primera muralla era muy distinta. A pesar de que el enemigo era solo de 4 personas, los guardias sentían como si estuvieran enfrentándose a Dioses en el campo de batalla. Sus cuerpos mortales jamás podrían igualar la fuerza de esos cuatro. Sus mentes mortales no sabían qué debían hacer en tal situación. Lo único que sus mentes les decían que debían hacer era correr.