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A la mañana siguiente, en el dormitorio de Aditya, se puede ver la imagen de dos figuras acostadas en la gran cama abrazándose. Una manta blanca cubre sus cuerpos desnudos. El hombre de cabello azul oscuro abrazaba con ternura a la mujer de largo cabello morado.
Si alguien entrara y mirara alrededor del dormitorio, solo podría preguntarse qué habría sucedido allí la noche anterior. Todo el dormitorio estaba hecho un desastre. La mayor parte del suelo estaba cubierta con líquidos blancos y transparentes. Huellas de lo ocurrido la noche anterior quedaron en los sofás, mesas, ventanas e incluso en el espejo. Ni un solo mueble se salvó de ser tocado.
El ambiente estaba cargado con un pesado olor a lujuria. El aire estaba lleno de un olor intenso. Una especie de niebla blanca se había formado por toda la habitación.
