Este apasionado beso con Julia había despertado la suprimida Llama Carmesí dentro de Aditya. En este momento, su entrepierna estaba dolorida. Sus brazos le picaban. Su garganta se había secado como si no hubiera bebido agua durante 100 años. Las emociones que estaba sintiendo eran muy difíciles de explicar con palabras.
—Julia, te deseo —diciendo eso, el Rey Dragón continuó besando el cuello de Julia. Cuando sus labios suaves y cálidos tocaron su cuello, Julia sintió un rayo de placer por todo su cuerpo. Sin darse cuenta, la diosa dejó escapar un gemido dulce y seductor que solo añadía más combustible a las llamas carmesíes internas de Aditya.
¡Ah~!
Aditya besó suavemente su cuello y luego comenzó a bajar besándola. Aditya trataba a Julia como si fuera el objeto más delicado y precioso del mundo entero. Cada vez que el Monarca de Dragones besaba a la Diosa, ella sentía un rayo de placer.