Alina tomó una respiración profunda, sintiendo el peso de la responsabilidad en sus hombros. Sabía que desactivar la barrera mágica dejaría a Jayaa, el más débil del grupo, vulnerable, pero también entendía que permanecer allí, luchando indefinidamente, no era una opción viable.
Con una última mirada a Jayaa, Alina comenzó a canalizar sus energías de una manera diferente, buscando en las profundidades del mana que permeaba su entorno una solución para detener este ciclo infernal.
—Estoy a punto de desactivar la barrera —advirtió Alina, su voz firme a pesar de su fatiga—. Manténganse alertas y juntos. No sabemos qué podría pasar.
Jayaa, con postura de bardo y ojos cerrados en concentración, asintió brevemente. —Estoy listo —respondió, su voz cargada de una confianza forjada en batallas anteriores.