Kaizen sintió el calor irradiando de su mano mientras la luz crecía en intensidad, desafiando la furiosa tormenta que los rodeaba. El resplandor, inicialmente débil, rápidamente se transformó en una llama intensa, iluminando el espacio circundante como un faro en la oscuridad. Conforme la luz emanaba de Kaizen, podía sentir el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Esto no era solo una acción impulsiva; era un intento desesperado por reunir a su grupo disperso y salvar a todos de la implacable tormenta que los envolvía.
—Esperemos que vean esto —dijo Kaizen, manteniendo su mano en alto a pesar del creciente dolor en su brazo. La luz parecía quemarle por dentro, pero no podía rendirse ahora.
Lily Sangrienta, con sus ojos vigilantes, buscaba en la tormenta, buscando cualquier señal de sus compañeros. —Kaizen, mantente fuerte. Si están cerca, seguro verán esto.