Kaizen sintió que la atmósfera a su alrededor cambiaba conforme Týr hablaba, como si el mismo aire estuviera cargado con una energía antigua y poderosa. No se replegó, se mantuvo firme ante el imponente dios, determinado a clarificar su misión.
—¿Profecías? ¿De qué estás hablando? —preguntó Kaizen, con la curiosidad evidente en su voz.
Týr miró profundamente en los ojos de Kaizen, como si buscara algo oculto en su alma. La perplejidad en su rostro lentamente dio paso a una expresión de seriedad y preocupación.
—Las profecías dicen que un guerrero poderoso, conocido como el Psíquico, vendrá a mí para convocarme a la guerra —explicó Týr, su voz resonando con un peso antiguo—. Una guerra para conquistar Asgard y traer el caos a los reinos, iniciando así el Ragnarok. Sentí tu presencia cuando derrotaste a Nesferati, una hazaña que solo el Psíquico podría lograr. Pensé que eras ese guerrero.