La ruta que tomaban los siervos del señor al abandonar el palacio en la montaña era más simple de lo que Kaizen imaginaba. Como tenían que recaudar impuestos, la caravana descendería de la montaña por la mañana y recaudaría impuestos y servicios de los otros pueblos, siguiendo también un sendero predefinido para no perderse en la niebla helada.
No obstante, había dos problemas principales con este plan de atacar a los siervos del señor. El primer problema era que la fecha de llegada de los siervos era un misterio, una gran duda; no había fechas exactas, ya que siempre aparecían de repente. Y el segundo problema era la idea de interceptar a la caravana. Dado que no conocían el área, era difícil emboscarlos, ya que podrían estar en desventaja.