Mientras el carruaje se movía por el camino serpenteante hacia Mibothen, Alina, Jayaa y Andrew estaban sentados dentro de él, aprovechando la relativa calma del momento para conocerse un poco mejor, después de todo, ahora eran compañeros. El suave balanceo del vehículo creaba una atmósfera relajante, en contraste con el ajetreo de los preparativos previos a la partida.
Jayaa miró curiosamente a Alina y rompió el silencio. —Alina, todavía no nos has contado cómo conociste a Kaizen y por qué decidiste unirte a nuestra gremio. Debe haber una historia interesante detrás —dijo.
Alina sonrió y sus ojos se fijaron en el paisaje que pasaba rápidamente por la ventana del carruaje. —Sí, hay una historia... Fue hace algún tiempo, antes de conocer a cualquiera de ustedes, por supuesto.
Andrew se inclinó hacia adelante, interesado. —Nos encantaría escuchar la historia. Después de todo, ahora estamos todos juntos, y compartir nuestro pasado nos puede unir aún más.