El carruaje avanzaba silenciosamente por el camino sinuoso, mientras Kaizen y Xisrith continuaban su conversación ordinaria. El sol ya se había puesto y la luna empezaba a tomar forma en el cielo. Mientras los dos amigos se reían de un chiste, Xisrith notó algo extraño adelante. Un resplandor tenue y ondulante que permanecía inmóvil en medio del oscuro camino. Frunció el ceño y entrecerró los ojos para ver mejor.
—Kaizen, mira adelante —murmuró, señalando con su cabeza en dirección al resplandor.
Kaizen siguió su mirada y frunció el ceño. —¿Antorchas en medio del camino? —preguntó, tirando suavemente de las riendas del carruaje para ralentizarlo—. Mantente alerta.
Conforme se acercaban al lugar de las antorchas, su brillo se volvía más definido. Pronto se dieron cuenta de que eran varias antorchas, todas sostenidas en las manos de un grupo de hombres. Los hombres estaban posicionados en medio del camino, bloqueando parcialmente el camino hacia Mibothen.